Nunca ha habido tanto teletrabajo en España, y ha tenido que ser de manera forzosa y sin tiempo para que las empresas adapten sus sistemas. Hay una parte positiva, que es acelerar una tendencia más habitual en otros países que facilita la conciliación laboral. Y otra negativa, porque gran parte del tejido empresarial no estaba preparado y el trabajo en remoto eleva la vulnerabilidad contra potenciales ataques informáticos
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